sábado, 4 de diciembre de 2021

Vía directa americana,( 1.000 m. 6c, A0) /Petit Drù, 3.733 m.

 Esos bonitos recuerdos del pasado...


Petit Drù, 3.733 m.

Macizo del Mont Blanc.

Vía directa americana, 1.000 m. 6c, A0, el 29/30-08-1.983.

El carácter de la escalada, es mayoritariamente de fisuras y diedros, con algún paso de placa, en un granito que en el momento en que la escalamos, era de una gran calidad, aunque años más tarde, se cayó un gran tramo de la pared, cambiando el carácter de la vía, siendo ahora necesario, salir a la izquierda, hacia la cara norte. A pesar de la verticalidad de la pared, hay repisas que nos van permitiendo descansos entre los pasos, y cómodas reuniones.

Creo que somos muchos, los que hemos crecido como escaladores con el sueño de ascender algún día, al Petit Drù, aunque según nuestro nivel o capacidad en la escalada, siempre encontraremos montañas con las que soñaremos, o desearemos escalar. Hay sin embargo, alpinistas muy subidos, que dicen que ya no hay aventura en la tierra, como si la aventura, naciera tan solo en las piedras o la nieve. Los que nos hemos criado en el campo, sabemos que hay una aventura en un río,  en un bosque, o en cualquier montaña que nos ilusione. La aventura nace en tu mente, con tu imaginación, y se vive con el corazón.

A pesar de los grandes escaladores que había,  en esa época, en parte centrados en las paredes del Himalaya, fue necesario que vinieran G. Hemming, y R. Robbins, con su experiencia en las grandes paredes de Yosemite, para acometer con éxito, la audacia de una directa, desde el punto más bajo de la pared, a la cima, mientras otros escaladores alpinos de gran nivel, no lo habían conseguido. Aunque…no se puede menospreciar, la odisea de Walter Bonati, abriendo en 5 días en solitario el Pilar oeste, que tenía una relevancia semejante, salvo en el desnivel de la escalada, con 400m. de desventaja en escalada de dificultad, ya sea, por hacer la aproximación rapelando, o trepando por la canal de Flammes de Pierre, quedando la escalada en 600 m.

Material: por el compromiso de la pared, doble cuerda, de 45 m. mínimos, 20 expreses, cintas, juego de friends y fisureros, de los que en la escalada, colocamos poco, o nada,  pues en el momento de realizarla, estaba sobre equipada y estribos para el segundo de cordada, que llevando,-imagino,- la mochila más pesada, agradecerá algún punto de reposo. Piolet y crampones para el descenso por la Charpoua

Aunque Miguel Ángel Gallego, la llegó a hacer en el día, minimizando el peso, y probando para Boreal, un prototipo de los pies de gato que pronto se convertirían en los maravillosos Fire, hay que contar con un posible vivac, aunque ya se sabe, que al final el peso condiciona y obliga. Nosotros, si hubiéramos sabido, que al final nos tocaría rapelar por las peligrosas Flammes, habríamos ido más ligeros, y con lo fuertes que íbamos, estoy convencido de que la habríamos realizado en el día, aunque igualmente no basta con llegar a la cima, y descender rapelando, una pared de 1.000m. lleva su tiempo, y esfuerzo.

Aproximación: cogemos el tren de Montenvers, descendemos al glaciar, lo atravesamos, remontamos la grada inferior, y cerca de la pared, en la pedriza, montamos el vivac, en un buen resguardo bajo un bloque. La otra posibilidad es subir a la espalda, por el glaciar de la Charpoua, y rapelar por Les Flammes des Pierres hasta la base, pero ojo, con el peligro por las caídas de piedras.

Escalada: el inicio de la vía, es lo menos bonito, aunque también hay que trabajárselo con algunas travesías, fisuras y chimeneas, para superar el zócalo, cuya dificultad es de 5/5c, sobre el que se alza, el diedro. En su momento, este bello y espectacular diedro de 90 metros, es el que dio la dificultad a la vía, dado que además de la dificultad  mantenida de sus pasos de 6 a/ 6b, tenía la dificultad añadida en su longitud. El primero cuerda, deberá pensar el su cargado compañero, y dejar algo de material, para un eventual reposo, pues el diedro, apenas lo ofrece.

Luego iremos encontrando largos, en los que se mantiene la dificultad, con muchos pasajes de fisura o desplome, en 6 a/6b, hasta que con tendencia a la derecha, iremos a buscar el vivac, del bloc coincé.

Espaciosa repisa, donde coincidimos con un par de cordadas más.

Muchos se bajan desde aquí, cuando aún queda media pared por delante. Jan; ha subido casi todo de primero hasta aquí, porque está como un toro, a base de subir mochilas durante el verano, (sus 2.000kg de peso), para avituallar el refugio de Certascan que regenta, por lo que yo, más flojo de fuerzas, le cargo con la mochila, y haré el resto de la vía de primero. Nuevamente, otro diedro de 90 metros, aunque más difícil. Que el anterior, para la nueva mentalidad en la escalada, apurando al máximo el libre. Aquí, le daban A1, y A2. Salvo unos pocos pasos en A0, consigo realizar  casi todo en libre, por lo que creo que me salen pasos entre 6 a/6c. Cuando parece que la cosa se pone ya muy chunga, se sale hacia la derecha, por una laja, en terreno más fácil IV. Este, era el punto último de retorno, por lo que había una vieja cuerda fija, que se puede flanquear hacia la derecha, perfectamente en libre de 6 a, y que nos lleva a la repisa de los alemanes, escalamos por la derecha un muro vertical 6ª, ascendemos por unas fisuras paralelas muy estéticas, pero fáciles 5.luego seguimos el recorrido lógico, y muy variado, entre estéticas fisuras y desplomes 5c, hasta alcanzar el nicho de la norte. En adelante, de nuevo subimos por estéticas fisuras con un par de pasos duros, porque ya no te los esperas de 6 a, y por error, y la niebla, nos desviamos demasiado a la derecha, llegando al vivac Bonati. Nos queda un largo a la cima, pero creo que desconocíamos el pasaje por el túnel, y como se pone a llover, ante la poco visibilidad, optamos por lo no recomendable, pero que sabemos donde nos lleva, que es rapelar hacia Les Flammes de Pierre. La bajada, será toda una odisea, que nos pone a prueba. Iniciamos los rápeles, a las 12 del mediodía, y llegamos a la base, a las 24 horas, con las manos destrozadas, porque el descenso por la canal, se ha convertido en un descenso de barranco, en el que el agua arrastra piedrillas de granito.

Nuevamente la suerte de vivac, en la cuevilla bajo el bloque, nos permite pasar la noche en condiciones.

Al día siguiente, descenso a chamonix, y regreso a casa, pues como tenemos las manos, no da para pensar, (al menos en unos días), en otra escalada.

























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